sexta-feira, 20 de abril de 2007

Para Júlia, que às vezes me toca castanholas


La voz a ti debida

Pedro Salinas



Y súbita, de pronto,
porque sí, la alegría.
Sola, porque ella quiso,
vino. Tan vertical,
tan gracia inesperada,
tan dádiva caída,
que no puedo creer
que sea para mí.
.
Miro a mi alrededor,
busco. ¿De quién sería?
¿Será de aquella isla
escapada del mapa,
que pasó por mi lado
vestida de muchacha,
con espumas al cuello,
traje verde y un gran
salpicar de aventuras?
.
¿No se le habrá caído
a un tres, a un nueve, a un cinco
de este agosto que empieza?
¿O es la que ví temblar
detrás de la esperanza,
al fondo de una voz
que me decía: “No”?
Pero no importa, ya.
Conmigo está, me arrastra.
.
Me arranca del dudar.
Se sonríe, posible;
toma forma de besos,
de brazos, hacia mí;
pone cara de mía.
Me iré, me iré con ella
a amarnos, a vivir
temblando de futuro,
a sentirla de prisa,
segundos, siglos, siempres,
nadas.
.
Y la querré
tanto, que cuando llegue
alguien
-y no se le verá,
no se le han de sentir
los pasos – a pedírmela
(es su dueño, era suya),
ella, cuando la lleven,
dócil, a su destino,
volverá la cabeza
mirándome. Y veré
Que ahora sí es mía, ya.

3 comentários:

Unknown disse...

bela homenagem à sua amiga...

Inês Queiroz disse...

Zé, eu sei que eu já te disse em outra oportunidade, mas vou repeti-la publicamente. Para se ter uma amiga assim como a Júlia que, mesmo de longe, afaga e acolhe com uma bela poesia como essa, há de ser alguém igualmente encantador e especial assim como ela. Vocês se merecem.

"Neste mundo o lindo é o necessário. Há mui poucas funções importantes como esta de ser encantador". Os Trabalhadores do Mar, pag. 58 - Victor Hugo

... e olha que ele escreveu isso sem te conhecer, hein?...um vidente esse cara!

Inês Queiroz disse...
Este comentário foi removido pelo autor.